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miércoles, 25 de mayo de 2016

¡AY MAMÁ! El camino de las petroleras para evitar el colapso es pasarse a las renovables.

Estos últimos años han sido muy duros para los gigantes de la industria petrolera. Han sido golpeados por los precios bajos, han experimentado disminución de beneficios y las perspectivas no hacen más que empeorar. El año pasado la BP perdió unos 3.300 millones de dólares; Shell perdió casi 7.500 millones de dólares sólo durante el tercer cuatrimestre del 2015, considerada una de las mayores pérdidas sufridas desde hace una década. Incluso  ExxonMobil vio como sus beneficios eran reducidos a la mitad durante 2015 en comparación al año anterior. 

Según un informe, las grandes petroleras "esta vez no pueden dar por hecho que, como ha sucedido en el pasado, que lo único que tienen que hacer para sobrevivir es esperar a que los precios del crudo empiecen a subir de nuevo. Los mercados petrolíferos han estsdo pasando por cambios estructurales impulsados por la revolución tecnológica y los cambios geopolíticos", y ese modelo de negocio que ha estado funcionando durante el último cuarto de siglo está roto.

El informe argumenta que la estrategia de las petroleras siempre ha consistido en aumentar continuamente sus reservas mientras minimizan costes, especialmente mediante subcontrataciones. Pero por desgracia, eso dio paso a varios traspiés. Las empresas estuvieron invirtiendo mucho en el desarrollo de unas reservas difícilmente alcanzables y de alto riesgo que se han demostrado cada vez más insostenibles. 


Sus  tenues perspectivas se ven  más oscurecidas por la creciente urgencia por reducir las emisiones de carbono: las petroleras pueden tener reservas de cientos de miles de millones de barriles que nunca se llegarán a producir a medida que el mundo le ponga fin a la quema de combustibles fósiles.


Un informe de Chatham House les ofrece dos opciones poco atractivas para las grandes petroleras: "gestionar un suave declive mediante reducciones o tener que arriesgarse a un repentino colapso al intentar proseguir de la misma manera".

Ahora bien, existe otra opción: estas empresas podrían convertirse en empresas energéticas y centrarse en nuevas tecnologías, sistemas energéticos decentralizados y el suministro de energías limpias. Shell ha estado haciendo amagos de desplazarse en esta dirección y ha invertido unos 1.700 millones de dólares en proyectos de energías limpias. Si consideramos el hecho de que esto representa alrededor del 5% de los 30.000 millones de dólares que invierte la empresa cada año en la explotación del crudo y gas, probablemente sea otro caso de "demasiado poco y demasiado tarde".

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