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lunes, 30 de mayo de 2016

¡ERR DIACHE! Mira cuánto podría cambiar la duración de un segundo de aquí a diez años.





Desde 1967 estamos midiendo los segundos con un reloj atómico de cesio . Hoy tenemos una tecnología mucho más precisa: los relojes ópticos basados en el átomo de estroncio. Estos relojes son tan precisos y estables que, si hubiéramos puesto uno en hora en el momento de ocurrir el Big Bang, ahora sólo estaría atrasado sólo un minuto y medio.

El motivo por el que los relojes ópticos no se utilizan aún para medir el tiempo es porque son muy complejos y tienden a romperse, por lo que no resultan muy prácticos para una medición muy prolongada.

Pero ahora, un equipo de investigadores alemanes dice que resolvió ese problema. En un estudio, los investigadores explican cómo podrían implementar un reloj óptico de estroncio en nuestra infraestructura actual y poder emplearlo para redefinir nuestra unidad de tiempo: el segundo.

Los relojes atómicos convencionales miden el tiempo a través de la frecuencia de resonancia de un isótopo de cesio. En lugar de usar un péndulo, el “tictac” del reloj es marcado por un oscilador de microondas que se acopla con la frecuencia de transición del cesio. El reloj óptico también es atómico, pero en vez  microondas mide oscilaciones a frecuencias ópticas (luz visible) con átomos de estroncio. El “tictac” del estroncio es más rápido que el que marca el cesio, y  el margen de error se reduce de 1 nanosegundo cada 30 días a menos de 0,2 nanosegundos en 25 días.


Según el Sistema Internacional de Unidades, un segundo es la duración de 9.192.631.770 oscilaciones de la radiación asociada a la transición hiperfina del isótopo de cesio 133, desde un estado de reposo y a una temperatura de 0 K. En función del estroncio, el segundo equivaldría a 429 billones de oscilaciones.

“Este estudio es un hito para la aplicación de relojes ópticos”, comenta Christian Grebing, “Lo que hemos podido demostrar es un primer paso hacia una mejora global en la medición del tiempo”, algo que se podría realizar hoy mismo con la tecnología actual. En cuanto a cambiar la definición formal de “un segundo”, Grebing cree que no vamos a estar hasta dentro de diez años.

Los humanos no vamos a notar el cambio, claro; pero los robots sí. Desde un punto de vista práctico, corregir la precisión del segundo podría hacer mejorar nuestros sistemas de navegación GPS, las redes eléctricas y las redes financieras informatizadas. Y desde el punto de vista científico y de investigación, los segundos más precisos podrían servir para diseñar altímetros  más avanzados y sensibles a cualquier cambio en la gravedad, o para realizar nuevos experimentos sobre la correlación cuántica entre átomos. 

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