Cuando nos ponemos a pensar en la palabra “turismo” lo normal es pensar en confort, diversión y algún bello paisaje. Pero para algunos, las vacaciones son momentos de vivir otro tipo de experiencias. Son personas que lo toman muy literal y eligen pasar esos días libres como si fueran corresponsales en una guerra o historiadores, visitando lugares donde han ocurrido terribles tragedias.
Entre los sitios más populares para este turismo internacional están los campos de exterminio nazis, Pompeya -el lugar donde el volcán Vesubio asoló la ciudad y petrificó a los ciudadanos- y últimamente, la Zona Cero en Nueva York, donde está el monumento conmemorativo de los ataques terroristas del 9/11.
Algunos destinos no son tan fáciles de acceder, pero no dejan de ser atractivos como Corea del norte o Fukushima. Otros sitios, requieren valor, como el famoso parque temático que simula la experiencia de cruzar la frontera México – Estados Unidos como si fuera un inmigrante ilegal.
A este tipo de turismo que busca del dolor y la tragedia ajena es el que se conoce como turismo negro o dark tourism.
El campo de concentración de Auschwitz rompió récord en 2011 cuando recibió a 1.4 millones de personas, la Zona Cero recibió en apenas cuatro meses casi un millón de visitantes.
Según el experto en turismo Maximiliano Korstanje, cada uno de estos lugares son importantes para las personas por la thanaptosis, que es un proceso el cual nos permite contemplar y pensar en nuestra propia muerte a través de la muerte de otros.
Por otra parte, existe la posición de que esta clase de turismo más que confrontarnos con la muerte o ser medio para el consumo de la tragedia de los otros, nos puede ayudar a darle sentido a la historia. .
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