Yoshisori Nagumo es cirujano y profesor en las universidades de Tokio y de Osaka, además es autor de 'Un día, una comida' (Ed. Zenith), un libro del que ya ha vendido más de un millón entre su país y Corea. Su método consiste en tomar una comida importante al día y alimentarse el resto del tiempo sólo de fruta, frutos secos e infusiones y que requiere un complemento imprescindible, dormir bien.
El interruptor de la mente
Para dormir bien, lo mejor es apagar todas las luces, dejar la habitación a oscuras y si nos molesta algún ruido, usar tapones. En los primeros minutos, cuando estamos acostados, empezará a darnos vueltas en la cabeza todo lo que nos ha pasado esa tarde, el trabajo, las relaciones humanas y los fracasos. Claro está, si usted pensando en algún problema y llega a alguna conclusión, es conveniente detenerse a pensar en todo ello. Ahora bien, si se trata de algo que no tiene solución, es mejor dejar de pensar en ese inconveniente. De lo contrario, el neocórtex del cerebro empezará a activarse y se va a excitar más, impidiendo así que conciliemos el sueño. Es decir, por más vueltas que le demos, no vamos a solucionarlo, y si queremos dormir, hay que apagar el interruptor de la mente.
También puede ocurrir que, aún con los ojos cerrados para intentar dormir, empecemos a ver estampados o que, a pesar de habernos puesto tapones, escuchemos un sonido agudo. Lo que sucede es que el cerebro no está hecho para el aburrimiento, de forma que cuando no recibe estímulos, él mismo los crea. Por tal motivo, cuando no hay ningún estímulo, procede a crear alucinaciones visuales y auditivas. Vencer esto va a depender de la práctica. Cuando ya estamos acostados para dormir, debemos parar los pensamientos y cerrar los ojos. Después, debemos apagar interiormente el interruptor del cerebro diciendo “¡Black!”. Así se apagarán las lucecitas que brillaban tras los párpados y nos sumiremos en una oscuridad total. Para último, interiormente nos decimos: “¡Off!”. "En mi caso, cuando me tumbo, en cuestión de uno o dos minutos me duermo. Para mí, el “¡Black!” o el “¡Off!” vienen siendo como palabras mágicas para dormir. Ya me entrené para poder dormir con estas palabras, ese es el truco", dijo Nagumo.
Mientras dormimos, el hipocampo se encarga de separar la información recibida durante el día entre lo que es necesario y lo que no, y procede a seleccionar lo que quiere conservar. Todo lo reordena repetidas veces de forma aleatoria, combinando lo necesario de lo innecesario: estos pequeños fragmentos son los que aparecen en nuestros sueños. A través de este trabajo de clasificación del hipocampo, todo aquello que no nos gusta se olvida casi por completo. Mientras más tenga que desechar el hipocampo, más horas de sueño necesitará la mente.
En Japón siempre se dice que “cuanto más malo, más duerme”, pero la realidad es que la persona que logra dormir mucho no corre el riesgo de padecer neurosis. Si logramos dormir una noche entera, a la mañana siguiente todos los episodios del día anterior que no nos gustaban habrán desaparecido por completo y nos despertaremos frescos.
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