Imagen del cúmulo de nubes siendo absorbido por el agujero negro. (Foto: B. Saxton; NRAO/AUI/NSF; G. Tremblay et al.; NASA/ESA Hubble; ALMA)
Los astrónomos lograron captar el enorme agujero negro, localizado en el centro de una gigantesca galaxia a unos 1.000 millones de años luz de la Tierra, justo en el momento en que se tragaba un "diluvio intergaláctico" que se constituye en prueba de un nuevo hábito alimenticio de estos hoyos negros.
Los especialistas han creído que los agujeros negros súper masivos se alimentaban de gas ionizado que procede del halo de la galaxia, en un proceso conocido por los especialistas como acreción.
Pero "esta observación de ALMA muestra que, al darse las condiciones climáticas, los agujeros negros también pueden tragar cúmulos gigantes y caóticos de nubes de gas molecular bastante fríos", según una información difundida por el observatorio ALMA.
"Esta se considera una de las primeras pruebas claras que nos proporciona un observatorio sobre un agujero negro súper masivo alimentandose de una fría y caótica lluvia", dice Grant Tremblay, astrónomo de la Universidad de Yale, de EEUU, que participó en el hallazgo.
Según dice Tremblay, las nubes frías y densas se pueden fusionar a partir del gas intergaláctico caliente y caer en el corazón de una galaxia para que el agujero negro central se alimente.
El telescopio ALMA pudo captar tres nubes de gas que viajaban a 300 kilómetros por segundo para ser devoradas por el agujero negro. Los astrónomos dicen que puede haber miles de nubes parecidas en los alrededores que podrían seguir alimentando el agujero negro por mucho más tiempo.
Los astrónomos pretenden seguir usando a ALMA para buscar estas "lluvias" en otras galaxias, y determinar si se trata de un fenómeno tan común como lo sugiere la teoría actual.
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