En el año 1979, en Houten apenas se contaban unos 5 mil habitantes. El pintoresco y folclórico pueblo ahora sobrepasa los 50 mil -10 veces más gente-, por lo que tuvo que adaptarse a las necesidades citadinas de finales del siglo XX y el siglo XXI.
Como es conocido, todo boom poblacional causa impacto sobre muchas cosas en el medio ambiente, pero esta ciudad prefirió optar por una conciencia ambiental bien arraigada en su estilo de vida, lo que la ha convertido en un modelo a seguir, no solo para Holanda, sino para el mundo.
En Houten, se puede decir que practicamente no hay autos. El gobierno local, desde los 90’s, puso en marcha un plan de ciclovías y pasos peatonales por toda la ciudad. Es posible ir desde casi cualquier punto en la ciudad a el destino que desee usando una bicicleta o caminando, por lo que este idílico pueblo carece de parque automotor.
Los autos aquí no entran.
No es que no existan vehículos automotores, pero al casco central no se puede ingresar en ellos. Toda la red vial está dedicada exclusivamente para las bicicletas y los peatones, o bien personas cuyas capacidades físicas estén limitadas y deban usar alguna silla de ruedas.
Existe una circunvalación exterior para rodear la ciudad en auto o interconectarse con otros pueblos o barrios aledaños, o bien para ir y venir de la estación de tren, pero es más fácil llegar a ella pedaleando o con los pies.
El territorio del ayuntamiento tiene una superficie total de 59 kilómetros cuadrados, y dos terceras partes pueden accederse sin automóviles. Esto hace que el aire de la ciudad sea muy limpio y la huella de carbono de sus habitantes sean realmente baja.
En 2008, Houten fue designada como Fietsstad 2008, un reconocimiento otorgado por el Gobierno holandés a las ciudades que incentiven el uso de bicicletas como medio de transporte.
Además del aire puro y la conciencia ambiental, la seguridad se ha convertido en uno de los tesoros de los habitantes de Houten, por lo que es usual ver a niños de 6 años en adelante yendo a la escuela en sus pequeñas bicicletas, solos o acompañados por sus amigos o padres.
Houten es por mucho, el claro ejemplo de que la vida de la ciudad no tiene por qué ser sucia, caótica y estresante.
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