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miércoles, 1 de marzo de 2017

¡IMPORTANTE! Esto es lo que provocan las "bebidas energéticas" en tu cuerpo.

Las mal llamadas“bebidas energéticas” (así entre comillas) se han colado en nuestras vidas más rápido que lo que se expande un peligroso incendio. Hay algunos motivos muy especiales por los que conviene ponerlas entre comillas, como hace la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
 
Fuente: Internet
 
Lean esto que es importante: a pesar a que es una acepción que nos hace creer que nos proporciona energía, la realidad es que la EFSA no permite, desde 2011, que los fabricantes de estas bebidas les puedan atribuir la capacidad de mejorar el tiempo de reacción, la alerta o la memoria, o de “energizar”. A pesar de eso, su publicidad continua insinuando que pueden “energizar” o “potenciar” a sus consumidores. Cuando lo único que hacen es aumentar el riesgo de que las personas sufran diversos trastornos.

Mucha gente confunde estas bebidas con las diseñadas para deportistas, conocidas como bebidas isotónicas. Ambas tienen puntos en común, como por ejemplo la presencia de elevadas cantidades de azúcar, pero sin embargo,  las bebidas energéticas contienen mucha cafeína (entre 70 y 400 miligramos por litro, y en ocasiones más de ahí), algo que no ocurre en las primeras. Generalmente todas las bebidas “energéticas” contienen una sustancia llamada taurina (un aminoácido que nuestro cuerpo fabrica por sí mismo y al que la EFSA prohíbe acompañar) y en muchas ocasiones  vitaminas innecesarias y un sin número extraño de combinaciones de extractos de plantas.

Datos de 2014 señalan que sus ventas aumentan a escala mundial como mínimo a un ritmo un 10% cada año anual, pero lo más probable es que la cifra se quede corta: en el Reino Unido, las ventas de estas bebidas subieron un 155% entre 2006 y 2014.

Para nuestra desgracia, de manera paralela a sus ventas aumentan los problemas que provocan en los consumidores, principalmente si son niños o adolescentes, que son precisamente el público especial de sus estrategias de mercadotecnia. Consumir estas bebidas supone asumir numerosos riesgos, que los podríamos agrupar en tres grupos. El primero es el de tomar excesiva cantidad de azúcar: en algunas latas de bebidas “energéticas” llegamos a encontrar el equivalente a unas 20 cucharaditas de azúcar, con los problemas que ello acarrea (como caries, obesidad o diabetes tipo 2). El segundo problema es tomar cafeína en grandes cantidades, algo que puede provocar trastornos y una peor calidad del sueño,  tensión arterial alterada, palpitaciones cardíacas, vómitos, náuseas o incluso convulsiones. Una investigación que fue publicada en marzo del 2016 en la revista International Journal of Cardiology detalló que su consumo conlleva un aumento en  el riesgo de padecer diversas complicaciones cardiovasculares aún en adultos sanos.

Y el tercer problema, y el más grave de todos, es que estos productos a menudo se combinan con alcohol. Una costumbre que es muy peligrosa, sobre todo en menores de edad, ya que la elevada cantidad de cafeína contenida en estas bebidas “energéticas” enmascara los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central. Cuando esos efectos tardan en aparecer (se camuflan por el efecto estimulante de la cafeína) el individuo se puede mantener consumiendo bebidas alcohólicas sin encontrarse mal, algo que puede ser letal. Quien mezcla alcohol con estas bebidas es tres veces más propenso a beber en grandes cantidades,  aumentando las posibilidades de sufrir una intoxicación etílica.

Lo más grave de todo lo anterior es mayor si sabemos que dos de cada diez menores de diez años se toman dos litros de bebidas “energéticas” al mes, que el 68% de los adolescentes está tomando estos productos casi a diario y que la mitad de ellos los está mezclando con alcohol, según una investigación que fue publicada por la doctora Shelina Visram y sus colaboradores en 2016 en la revista BMJ Open.

Estos productos aparecieron por primera vez en Japón en 1960 y se esparcieron al resto del mundo en 1987, pero en  el año 2012 fue que apareció la acepción “Bebida energética” en el tesauro de Medline.

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