¡MARAVILLOSO! 'Respiradero artificial' cosecha el poder de las ondas oceánicas.

La energía de las olas viene en muchas formas: anteriormente hemos escrito sobre boyas, muros marinos flotantes y plataformas flotantes. Sin embargo, Wave Swell Energy con sede en Australia (WSE) toma un nuevo enfoque para la cosecha de energía de las ondas oceánicas utilizando lo que el CEO Tom Denniss llama un orificio artificial.

El orificio artificial de WSE es una columna de hormigón que descansa en el mar; las ondas que se precipitan dentro y fuera de una cámara central causan que el aire tenga una presión positiva o negativa. Los cambios de presión permiten que el aire pase por una turbina, generando energía limpia. Todas las partes móviles están por encima de la línea de agua para facilitar el mantenimiento.

La compañía dice que han basado su tecnología en la idea de una columna de agua oscilante. Pero la diferencia entre su tecnología y la de otras organizaciones es que su turbina es golpeada solamente por el aire que fluye de una dirección. Esto significa que el diseño de la turbina es más simple, más confiable, y más durable. El diseño también produce una mayor eficiencia de conversión de energía, según la empresa.

Su respiradero puede producir hasta un megavatio (MW) de energía; como las condiciones de las olas y el cambio del tiempo lo permitan, la salida media es alrededor 470 kilovatios. Su factor de capacidad – o cociente de promedio a potencia máxima – es alrededor del 47 por ciento, mucho mayor que el 30 por ciento alcanzado por otros sistemas de energía de olas. Eso significa que WSE podría ofrecer su electricidad por alrededor de siete centavos por kilovatio-hora (kWh), que es aproximadamente competitivo con el carbón. La tecnología WSE tiene el beneficio adicional de producir agua desalinizada.

A mediados del 2018, planean probar su tecnología cerca de King Island, un hogar de masa terrestre para menos de 2.000 personas entre Australia y Tasmania. Dennis también tiene sus vistas puestas en Hawai. La compañía tiene como objetivo escalar rápidamente – dentro de los próximos cinco años esperan desplegar sistemas capaces de producir 100 MW o mayores. También piensan que pueden bajar el precio en el futuro a cuatro centavos por kWh.