China es bien conocida por tener una de las peores contaminaciones atmosféricas del planeta.
En el 2014, el país le declaró oficialmente la guerra al smog, y los resultados son: China la está matando.
En apenas cuatro años, la contaminación ha disminuido un 32 por ciento en promedio. Ahora, hay que decir que el país está liderando el camino para demostrarle al mundo que un cambio significativo es posible.
Llegar a al punto donde han llegado no fue fácil.
El gobierno chino tuvo que ser muy agresivo en el control de la contaminación al prohibir nuevas plantas de carbón y obligar a las existentes a disminuir las emisiones, cerrar unas cuantas minas de acero y carbón y controlar el tráfico de automóviles.
También fuertemente ha invertido en energía renovable. Y está funcionando; Beijing ha visto bajar la contaminación atmosférica en un 35 por ciento y Shijiazhuang cuenta con una caída del 39 por ciento. La ciudad de Baoding la más contaminada de China, tuvo una reducción del 38 por ciento.
Casi todas las regiones de China han superado sus metas propuestas, y los resultados van más allá de permitir que las personas respiren mucho mejor.
Los expertos piensan que los ciudadanos chinos podrían vivir 2.4 años más por término medio si estas disminuciones se mantienen.
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