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jueves, 19 de mayo de 2016

¿Sabes cómo la jirafa logró tener un cuello tan largo? ENTÉRATE AQUÍ.

Al hablar de evolución,  siempre se pone de ejemplo cómo fue que adquirió la jirafa un cuello tan largo. Ahora la genética ha dado un nuevo espaldarazo a la teoría de la evolución de Darwin, la más aceptada. Unos investigadores de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y del Instituto Africano Nelson Mandela para la Ciencia y la Tecnología (Tanzania) lograron secuenciar por primera vez el genoma de la jirafa y el de su pariente  más cercano, el okapi africano, y  han hecho una comparadción con más de 40 mamíferos, como la vaca, la oveja, la cabra, el camello y los humanos.


Fuente: Internet
 
Los investigadores dicen que han encontrado suficientes pruebas de cambios en la secuencia de ADN de genes de los que regulan el desarrollo y que apoyan la tesis de Darwin.

El cuello sigue siendo la característica más visible y  de las jirafas, pero no es la única. Su corazón tiene que  bombear sangre a una altura de dos metros para alcanzar el cerebro. Lo consigue a través de un ventrículo izquierdo inusualmente grande y una presión sanguínea casi dos veces superior a la de otros mamíferos. 

Los científicos lograron  identificar 70 genes relacionados con algún tipo de adaptación de la jirafa al medio en que vive. La mitad de estos genes, contienen información para lograr sintetizar proteínas que regulan la fisiología y el desarrollo de su esqueleto, de los sistemas cardiovascular y nervioso. Se  ha especulado que lo que hace únicas a las jirafas se debe a su reducido número de genes.

"Los genes relacionados con el metabolismo de la mitocondria  y con la reparación de la doble hélice de ADN han evolucionado de modo  distinto a otros mamíferos. Y no se sabe qué consecuencias puede tener pero puede estar relacionado con la habilidad de las jirafas para poder digerir plantas tóxicas y resistir al cáncer y al envejecimiento", explican los investigadores.

También se lograron identificar genes responsables del desarrollo de las patas y la columna vertebral y los relacionados con los receptores del ácido fólico, un tipo de B esencial para el crecimiento y desarrollo normal.

"Esperamos que la publicación del genoma de la jirafa y su biología única acapare la atención a esta especie a la luz debido al repentino descenso de sus poblaciones", apuntan los investigadores. Según sus datos, el número de jirafas se ha reducido en un 40% durante los últimos 15 años; si seguimos así,, apenas quedarían 10.000 ejemplares salvajes al final de este siglo.

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