Esto es lo que sucede si decides experimentar cayendo en un agujero negro.
Mientras se va aproximando sientes cómo el agujero tira más fuerte de tus pies que de tu cabeza, porque la gravedad se hace más intensa cuanto más cerca nos encontremos del objeto masivo. Añadido a esta sensación peculiar se nota como si te comprimieran lateralmente con una camisa de fuerza, ya que todos los puntos de su cuerpo se dirigen al unísono al centro del agujero. La combinación de estiramiento y compresión se va incrementando de tal manera que tritura nuestro cuerpo convirtiéndolo, literalmente, en un fideo largo.
En pocos segundos tus restos atraviesan la frontera que se encarga de separar el universo del interior del agujero negro: es el horizonte de sucesos o mejor llamado límite de no-retorno, donde la velocidad de escape se iguala con la de la luz. Si se ha pasado resulta imposible salir.
Mientras, el resto del mundo verá que el viaje tuyo es anormal. A medida que se acerca al horizonte de sucesos tus movimientos se van haciendo más lentos y tu reloj de pulsera va cada vez más despacio, hasta que se detiene completamente en el horizonte de sucesos: para verte atravesar dicha superficie las demas personas tendrian que esperar un tiempo infinito.
Si se ve desde el exterior, el tiempo se congela en la superficie del agujero negro aunque para ti el viaje ha durado unos pocos segundos.
Un agujero negro de unas diez masas solares puede provocar en el horizonte de sucesos una aceleración quince millones de veces mayor que la terrestre. Debido a que el cuerpo humano sólo puede soportar unas diez veces la aceleración de la gravedad en la superficie de la Tierra, tu habrías dejado de existir a 3.000 kilómetros del agujero.
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