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martes, 13 de junio de 2017

Estudio revela dónde el cambio climático es más probable que induzca a violencia alimentaria.

Se ha escrito mucho sobre la forma en que las temperaturas en aumento afectarán el clima y los niveles del mar, pero se espera que el calentamiento global contenga también una serie de otras catástrofes. Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Peace Research es el primero en tener en cuenta los efectos de cambiar los patrones climáticos sobre la violencia y la fuerza de los gobiernos en todo el mundo, y ciertos lugares serán más susceptibles a la violencia alimentaria que otros.



El estudio fue conducido por Bear Braumoeller, profesor asociado de Ciencias políticas en la Universidad del estado de Ohio, y los ex estudiantes de doctorado Benjamin Jones de la Universidad de Mississippi y Eleonora Mattiacci de la Universidad de Amherst. Juntos concluyeron que el clima extremo, como las sequías y las inundaciones, podrían perjudicar la producción agrícola, lo que probablemente conducirá a la violencia en las regiones afectadas o en otros lugares por aquellos que están desesperados por alimentarse. "Ya hemos empezado a ver el cambio climático como un tema que no acaba de poner las costas bajo el agua, sino como algo que podría causar disturbios alimenticios en algunas partes del mundo", dijo Braumoeller.

Los investigadores utilizaron datos registrados sobre los efectos de la inseguridad alimentaria y la vulnerabilidad del estado en la ocurrencia de levantamientos violentos en África entre los años 1991 a 2011. También se tuvieron en cuenta las mediciones de los shocks alimentarios y la vulnerabilidad de los países. Para los shocks alimentarios relacionados con el cambio climático, el equipo analizó las precipitaciones, la temperatura y los precios internacionales de los alimentos, incluyendo picos repentinos en los precios. Para determinar qué países son los más vulnerables, los investigadores analizaron la dependencia del país en la producción agrícola, sus importaciones, su riqueza y la solidez de sus instituciones políticas.

En el informe, Braumoeller explicó que los países que importaban los alimentos se verían más afectados por los shocks climáticos a medida que los precios aumenten — incluso si no estaban experimentando "impactos meteorológicos significativos". "Descubrimos que los países más vulnerables son los que tienen instituciones políticas débiles, son relativamente pobres y dependen más de la agricultura", dijo Braumoeller. "Los países menos vulnerables pueden manejar mejor los problemas que generan las sequías o las fluctuaciones de los precios de los alimentos".

Estos datos son importantes porque proporciona información sobre cómo los países más desarrollados, como los Estados Unidos, pueden responder a estos desafíos. Es "crucial" romper los lazos entre la inseguridad alimentaria y la violencia, dijo Braumoeller, y los países pueden ayudar a lograr esto de varias maneras. Una solución a corto plazo es proporcionar ayuda alimentaria para contrarrestar la escasez, mientras que los esfuerzos a largo plazo incluyen fortalecer las instituciones gubernamentales y ayudarles a invertir en políticas de "crecimiento verde" orientadas a mejorar la economía.

Braumoeller dijo: "la ayuda al desarrollo es importante ahora y es probable que sea aún más importante en el futuro mientras buscamos maneras de aumentar la resiliencia climática".

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