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lunes, 27 de febrero de 2017

¡LAMENTABLE! Las redes de enmalle empujan a especies al borde de la extinción.

Con instintos reproductivos empujándolos hacia el Delta del río Colorado, miles de peces corvina actualmente están nadando con la marea a lo largo de las aguas costeras del océano Pacífico. Camino a los estuarios, donde el agua dulce se mezcla con los componentes salinos de los mares, estos peces corvina son conscientes de que muchos de ellos no  tendrán la oportunidad de poner sus huevos en el hábitat muy particular del que dependen para reproducirse.

Crédito: Sea Shepherd

Clasificados como vulnerables por la lista roja de especies amenazadas de la UICN, los corvina han sido víctimas de la sobrepesca desde los años 90. Organismos policiales luchan por controlar sus capturas, a pesar de un Reglamento que limita la cantidad de peces que pueden ser removidos desde el mar.

Los covina son una maravilla de la naturaleza. Su ritmo de desove está sincronizado con los ciclos de la luna y la marea, transformando el mar en calma del Golfo de California en un teatro alegre, emiten sus sonidos distintivos,  graznidos, para comunicar la preparación del desove y comenzar a organizar sus formaciones.

Por desgracia, este espectáculo también señala a los pescadores, que ponen redes por miles, esperando este momento exacto para comenzar la captura de corvina por  toneladas.

Estos peces están rodeados por un ejército de pequeñas embarcaciones (745 que son legales, pero las estimaciones de organismos de gobierno es de que por lo menos 1.000 pangas van a pescar) y no tienen ninguna posibilidad contra las redes que  captura cualquier movimiento animal en el área.

¿Cómo puede justificarse la pesca durante la temporada de desove? Estudios muestran una disminución constante del tamaño promedio de peces, con más y más jóvenes capturados, ya que los adultos no tienen tiempo para reproducirse.

Los resultados de esta pesca de gran escala no es sólo la devastación de una población de peces y otros animales que también están en riesgo y objetivo de esta actividad frenética, como la tímida y evasive  vaquita marina. Esta pequeña marsopa sólo vive en la costa de San Felipe, en el Golfo de California y es considerada el mamífero marino más amenazado del mundo. Su hábitat ha sido fragmentado por las redes de enmalle, hasta el punto de que los números de la vaquita es de apenas 30 miembros. Esta especie está ahora en peligro de extinción.

Las redes de enmalle, que han sido prohibidas en la parte superior del Golfo desde 2015, se utilizan principalmente para la pesca de otro animal en peligro de extinción, endémico del Golfo: el totoaba, buscado por su vejiga y no por su carne. Esta vejiga se vende a alto valor en el mercado negro en China y Hong Kong, y el resto de este depredador se hecha hacia atrás, sangrado, en el mar.

Estas redes prohibidas son la causa de la muerte de muchos animales que quedan atrapado en ellas, incluyendo a la vaquita. El año pasado los únicos avistamientos de este mamífero marino fueron tres individuos muertos cuya causa de muerte fue determinada por los científicos como  debidas al enredo en redes de enmalle, que las atrapa y evita que afloren a la superficie para buscar aire. Literalmente se asfixian hasta la muerte.

Se están realizando esfuerzos para mantener el refugio un lugar seguro de las redes. Por lo tanto es imperativo que las medidas de observancia de la ley adecuada se pongan en al lugar, incluyendo, informes de actividad ilegal en la zona y detener a los comprometidos en ella. Sea Shepherd se ha comprometido a mantener vigilancia y control del refugio, para eliminar cada red ilegal encontrada.

El Golfo de California es un lugar impresionante donde el desierto es bañado por un mar hermoso, a menudo descrito como el acuario del planeta. Si nuestra relación con él no cambia inmediatamente, se convertirá pronto en un cementerio al aire libre, una reminiscencia de un mundo que una vez fue y  no es más.

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